El Jardín de las Delicias

 

 

Instalación

El Jardín de las Delicias es una instalación que presenta un proyecto de arte transgénico basado en el pasto. Tomando como referencia la obra de El Bosco, la instalación recorre los paisajes generados por la biologia molecular, implicados hoy en la posibilidad real de transformar la naturaleza de los seres vivos.

Como sabemos, la secuenciación de genomas, la transgénesis, o la clonacion, son tecnologías directamente comprometidas con el diseño de las especies, paradigma que convoca la participación irrevocable del arte.

El Jardín de las Delicias es un concepto-dispositivo que mapea las ciudades, apropiándose de las zonas verdes, para re-escribir los futuros jardines públicos. La lenta desaparición del olor industrial dará vía libre a la recuperación de las fragancias que han acompañado a los jardines desde su aparición en la cultura.

La re-escritura de las ciudades, de la arquitectura, y de las especies, incluyendo la humana, es una tarea imprescindible en ese futuro que suponemos mas allá de la confluencia de la biotecnología, nanotecnologías y la realidad virtual.

Se trata pues, de la presentación de una maqueta de lo que podrán ser los jardines futuros: tecnológicamente asistidos, científicamente controlados y artísticamente diseñados.

Daniel Rivera

 

"La ciencia de la herencia, cuando se aplica a injertos en plantas, tiene como propósito final, la aparición de la Belleza".

Edward Steichen, 1949.

 

El mundo ha quedado sumergido, indefectiblemente, en la convergencia del arte y la ciencia. La conciencia ya no es un parámetro ideológico, sino un conjunto de interconexiones científicas que expresan distintos niveles de la creatividad. Para la sociedad actual, la estética es un requisito para la vida productiva, un arreglo entre las cosas que descubrimos, y el flujo de los sentidos. Se ha llegado al universo pleno del azar que subyace a la simetría de la vida. La biología molecular es una de las disciplinas de la ciencia que trabaja directamente con el azar, un algoritmo tradicionalmente usado por el arte.

En los años 30 y 40´s, el fotógrafo estadounidense Edward Steichen pensó que el mundo de los seres vivos, especialmente las plantas, podía ser transformados mediante la ingeniería, revelando así, el acto estético comprometido con la generación de las formas naturales. Steichen postuló lo que hoy se conoce como arte transgénico. Tiempo después se descubriría el ADN, y se iniciaba una civilización obligada a entender el sistema de la Vida.

El Jardín de las Delicias es un proyecto que se inserta en este contexto, y explora la relación entre biología molecular y el arte, a partir de la generación de un pasto ornamental transgénico. La transgénesis estará dada por la inserción de los genes de plantas comprometidos con la generación de la fragancia, como la magnolia por ejemplo, así como el mejoramiento genético del pasto para soportar distintos niveles de estrés.

Recreando la obra de El Bosco, el resultado redefinirá la noción de jardín y actualizará los parámetros de relación entre el humano y las especies vegetales involucradas en la ornamentación. Para los humanos, significará una re-escritura del sentido del olfato, minimizado por razones desconocidas hace aproximadamente 45 millones de años, según los recientes resultados de la biología evolucionista que trabaja con técnicas genéticas.

Que el arte tome la vida como soporte técnico, es algo que irrumpe en el paradigma actual, comprometido con la promesa de la "alimentación" optimizada, de "humanos mejorados", con "la longevidad", etc. Para el capitalismo contemporáneo, el hambre dejó de ser un proyecto político y se convirtió en un obstáculo que le urge resolver, dada su compleja maquinaria. La creatividad se convirtió en la única salida para este modelo, de ahí que el arte resulte imprescindible.

Mientras tanto, el arte y la biología, creen que la vida es condición de la materia, y como tal, es un tejido que se pliega a la forma abstracta de las cosas.

 

 

 

 

Recientemente fue identificado el gen CLA1 como código para la versión Arabido del DXS. La prueba del rol del DXS en niveles de regulación del isoprenoide plastídico en plantas, construye el CLA1 cDNA, ambos orientados en el sentido de donde fueron generados.

La construcción se introdujo dentro de la Arabidopsis vía Agro bacteria tumefacen mediada y extraída desde la raíz bajo el control del promotor 35S CaMV, en una región aumentada 5 veces del transgen. Las líneas T1 del transgénico fueron seleccionadas en un medio de kanamycina. Las plantas mostraron un fenotipo verde solo en el sentido de estas líneas. Siendo estas plantas resistentes a la kanamycina verde (T2), las juntamos para obtener una población de T3, un transgen homocigótico que se encuentra independientemente en cada línea. En varias de estas líneas del T3, fueron analizados los niveles de la Vitamina E.

 

La biología molecular se inició en los años 30´s con dos escuelas: la escuela estructural y la informacional. La primera pretendía comprender la función de las macromoléculas informacionales -ácidos nucleicos y proteínas-, a través de la resolución de la estructura. La segunda, pretendía comprender el proceso hereditario en el ámbito molecular, es decir, se enfocaba a saber cómo es que la información biológica pasa de generación en generación, y cómo es que ésta información se manifiesta en el individuo.

Los postulados de estas dos tendencias confluyeron en el modelo de la doble hélice de Watson y Crick, aparecido en los años 50, que permitió visualizar la diferencia entre filogénesis y ontogénesis. El modelo sugería que mediante el apareamiento complementario de nucleótidos, se podría dar la copia de las cadenas del DNA. De igual forma, se pudo ver que en la secuencia de nucleótidos, debería existir un cifrado simple que determinara la secuencia de aminoácidos en las proteínas.

El secreto más íntimo del gen quedaría estrictamente condicionado al mundo de la secuencia. Esto provocó la aparición de técnicas de secuenciación, entre las que se encuentra el modelo de Fred Sanger (70´s), encargado de secuenciar proteínas. Los resultados iniciales de la secuenciación de polipéptidos, permitieron establecer algunos de los paradigmas moleculares básicos con los que contamos hoy día: el reloj molecular y el principio de conservación molecular. Dado que este modelo siguió siendo ambiguo, el propio Sanger desarrolló metodologías conocidas como DNA recombinante, que revolucionaron nuestra comprensión de los sistemas biológicos en el ámbito molecular.

Dentro de las aplicaciones más comunes de estas metodologías, se encuentra la clonación y la secuenciación de un gran numero de genes particulares. La enorme cantidad de información obtenidas mediante estas técnicas, se encuentra actualmente disponible en los bancos de información, como el Gen Bank, PIR, etc., atestiguando así el éxito de este enfoque.

Recientemente, la técnica del PCR -reacción en cadena de polimerasa-, hizo posible la secuenciación de genes de organismos extintos hace 10, 25 y hasta 125 millones de años!. Es como decir que descubrimos la máquina del tiempo biológico, o como se refiere Sydney Brenner, uno de los más destacados biólogos moleculares, la revolución genética es equivalente a la revolución científica de Galileo.

Si los objetivos de la biología molecular se orientaban a conocer la naturaleza física del gen, y comprender cómo es que este participa en la diferenciación filogenética de las especies, el sueño parece realizarse. Apoyada en otras ramas de la biología, como la genética y la bioquímica, se ha llegado a formar moléculas quiméricas del DNA, con aportes de genomas de especies no relacionadas directamente. Hoy se vive un paradigma radicalmente sorprendente: hemos pasado de la época de secuenciación de genes a la era de la secuenciación de genomas. En este sentido, el proyecto más publicitado recientemente, es el genoma humano, un paradigma que cambiará la comprensión de nuestra especie, prácticamente en todos sus aspectos…

 

Víctor Valdez, Ph. D.

Biólogo Molecular