Hace un par de años estuve en una mesa redonda con motivo de la VI Bienal de Poesía Vidual con Klaus Groh en el Centro Nacional de las Artes. Fue en esa mesa cuando él dijo una definición de poesía muy sencilla, bella y directa. Definía la poesía como la capacidad de observación y de descubrimiento de cualquier cosa. Era realmente saber ver .Enfrente de Klaus había un vaso de agua. Empezó a actuar la demostración. El poema, estático, observador se iba formando en referencia a la capacidad de ir descubriendo los detalles del vaso de agua, su reflexión, el fondo de fieltro verde, medio vacío, temblando un poco, sus luces, la tesitura del cristal, el sabor del agua, su calor y su frío… El saber puede ser un obstáculo de la poesía ya que cierra automáticamente la conversación, el no saber permite ser receptor y descubridor. Es la intuición de saber plantear la pregunta más que saber todas las respuestas.
Ernst Haas, el famoso fotógrafo del hombre de Marlboro y del libro "La Creación" decía como es que no vemos, sino que nos orientamos. Una filosofía similar a la de Sherlock Holmes, si nos preguntaran como es la puerta de enfrente de nuestra casa no la podríamos describir. Cada mañana nos orientamos hacia nuestra puerta, pero realmente no la vemos.
Haas contaba una anécdota sobre un día que estaba sacando unas fotos de algunas flores en un invernadero público en Alemania y decidió quitar los letreros que le estorbaban. Absorbido por su concentración en la producción de imágenes se le fue el tiempo y en las prisas de irse y la falta de memoria puso los letreros sin importar si correspondían o no. Un año después regresó al mismo lugar para encontrar que los letreros estaban de la misma manera que él los había dejado hace un año. Es decir a nadie le importaba que el nombre en latín realmente coincidiera con la flor que correspondía.
La poesía es saber ver, el arte es saber ver, el misticismo es saber ver. Man Ray establecía que hay cinco minutos memorables en cada película, hay que saberlos encontrar.